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viernes, 20 de mayo de 2016

Cosas del directo.


Lo dijiste como todas esas veces que decías tanto sin abrir la boca. Quizás por inercia. Quizás porque las hojas empezaban a caer por aquel entonces en Saharabbey Road y la ciudad parecía más marrón y más vacía que nunca. Paseabas tus canciones, esas que deseabas que nadie más conociera, al ritmo de tus tacones. Las calles lloraban tu ausencia en cada esquina y eso no me hacía sentir mejor.

No todo el mundo conocía aquella manera tuya de hablar con los ojos y eso me había hecho sentir especial desde el principio. Yo la descubrí casi antes de conocerte a tí. 

Justo lo que nadie aconsejaba, fiarse a ciegas de las apariencias. Siempre pequé de dejarme llevar en exceso. Sí, soy de las que se sabe la teoría a la perfección pero que cada Septiembre suspende la práctica. Cosas del directo.
A veces me pregunto si no se podría volver a escribir la historia. Esta vez con el bolígrafo en mi mano, pero deslizándose sobre tu espalda. Seguramente volvería a hacer todas o casi todas las cosas que ya están escritas. Pero esta vez conscientemente. Sería algo así como la crónica de una muerte anunciada. Pero podría decir que en su momento supe lo que hacía.
Y esta vez, posiblemente, no estarías tú para corregirme. Ni para recordarme todas y cada de las cosas que hice mal.Pero es algo que todos sabemos y por tanto, no es necesario ensuciar este mes de Mayo con pájaros que quizás ya vuelan lejos de aquí. Esta vez te dejaré elegir si quieres coger mi mano y sostenerla entre las tuyas. Otra vez supones muchas cosas que no dices. Cosas del directo.

Lau_arasdesuelo

jueves, 4 de febrero de 2016

Otra vez aquí, Febrero.


Encajábamos. Encajábamos más de lo estrictamente necesario. Lo sé yo y lo sabes tú. Encajábamos más que el café con leche con leche macchiato que te gustaba dejar reposar sobre la mesa. Éramos lo que una tarde lluviosa de Domingo a una película con manta en aquel sofá que quizás dejamos que se desgastase con el uso. Encajábamos y lo supimos siempre, puede que desde una de esas noches en las que las horas volaban al telefóno y el quedarse sin dormir no importaba en absoluto.
Todos tus planes contaban conmigo y los míos habían decidido no dejarte ir. 

Ya lo decía una de esas canciones que me ponías en el coche cuando aún no nos conocíamos lo suficiente. Parece que fue ayer la primera vez que la escuché. Y desde entonces no ha parado de llover. Deberíamos habernos fiado un poco menos del calendario que colgaba en tu salón y un poco más de Howie Day cuando nos susurraba al oído.
Y es que tal vez, dimos más de lo estipulado en contrato, nadie nos advirtió de que existiese ese riesgo. Leer la letra pequeña es también importante 

Lau_arasdesuelo