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viernes, 30 de noviembre de 2012

Vértigo.


Te lo dije hace tiempo, aunque nunca me creíste. Llega un momento en el que todo aquello que parecía ir tan rápido se detiene. Por fin parece que das tu brazo a torcer y admites con tu cara de viernes por la tarde que una vez más tenía razón. Siempre lo mismo. Las cosas en la vida tienen su momento, y tus mil calendarios intentando organizar noches, mañanas, e incluso meses parecen haberse perdido en uno de tus infinitos post-its de color verde.
¿Te invito a un café? Tú eliges el bar.

Lau-arasdesuelo

sábado, 10 de noviembre de 2012

Se pillaba los dedos.


Solía alojarse allí. En ese hueco ubicado a tan sólo dos pasos de la costilla inferior izquierda. Se dejaba ver especialmente las tardes de frío y las mañanas de domingo en la capital. Se acentuaba con el olor a castañas y los villancicos callejeros que acompañan las tardes de compras compulsivas.
Es cierto que las pastillas y aquel reloj viejo de pared le habían enseñado a no mostrarse más de lo necesario. Era inmune desde hacía mucho tiempo a los contratos por conveniencia, los besos de alquiler, los coches que la llevaban de paseo, y a los que pocas veces volvería a ver. Puede que tuviera fuerzas para luchar, pero ese otoño lluvioso mejor se dejaba ganar.

Lau-arasdesuelo